Este metal, presente tanto de forma natural como debido a actividades humanas, puede causar efectos tanto crónicos como agudos en la salud, incluyendo problemas de reproducción y desarrollo, así como reacciones alérgicas y eccematosas.

En 2015, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió un dictamen científico sobre este tema, destacando la necesidad de recopilar más datos sobre la presencia de níquel en los alimentos en toda la Unión Europea. En respuesta, la Comisión recomendó a los Estados miembros que controlaran la presencia de níquel en los alimentos durante varios años.

En septiembre de 2020, la EFSA actualizó su evaluación del riesgo del níquel en los alimentos, estableciendo una ingesta diaria tolerable (IDT) y señalando que esta IDT se superaba en algunos grupos de edad, lo que podría plantear problemas de salud. Además, se estableció un margen de exposición (MOE) para proteger contra los efectos agudos del níquel.

La Autoridad confirmó que el efecto agudo crítico es provocar reacciones eccematosas en personas sensibilizadas al níquel, lo que concierne a alrededor del 15 % de la población. La Autoridad concluyó que el nivel más bajo con efecto adverso observado para este efecto es de 4,3 μg de níquel/kg de peso corporal, y que debe establecerse un margen de exposición (MOE) de 30 o superior para proteger contra este efecto. Este MOE de 30 no se logra en la exposición media y al percentil 95, lo que plantea un problema de salud para las personas sensibilizadas al níquel.

En 2023, la Comisión Europea estableció límites máximos de níquel en varios alimentos, aunque aún se necesitan más datos sobre algunos alimentos, como el pescado, para determinar límites adecuados. Se recomienda a los Estados miembros que controlen la presencia de níquel en una amplia gama de alimentos y que recopilen información sobre medidas de mitigación para reducir los niveles de níquel en los alimentos cuando sea necesario.

En resumen, la Comisión Europea insta a los Estados miembros y a los operadores de empresas alimentarias a tomar medidas para controlar y mitigar los riesgos asociados con la presencia de níquel en los alimentos, siguiendo estrictos procedimientos de muestreo y análisis y proporcionando datos actualizados a la EFSA. Esto es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria en la Unión Europea.

Recomendaciones clave:

1. Controlar la presencia de níquel en una amplia gama de alimentos durante los años 2025-2027.
2. El control debe incluir los complementos alimenticios, el chocolate, el chocolate para untar, los frutos de cáscara para untar, los granos de cacao, los productos a base de cereales (en particular, los cereales de desayuno, los copos de cereales y los productos de la molienda de avena), las sopas preparadas, el café, el té, las hortalizas, las algas, las semillas oleaginosas, los productos a base de soja (como el tofú y las bebidas de soja), las legumbres, los frutos de cáscara, el pescado y otros alimentos marinos.
3. Comunicar eficazmente los métodos de mitigación a los agricultores y operadores de empresas alimentarias.
4. Realizar procedimientos de muestreo y análisis de acuerdo con los requisitos establecidos.
5. Proporcionar periódicamente datos de control a la EFSA para su compilación en una base de datos centralizada. En el caso de las muestras de chocolate, debe especificarse el contenido de sólidos de cacao de la muestra. En el caso de las muestras de té, debe especificarse el tipo o la especie de té, incluido su nombre científico. En el caso de las algas, debe indicarse la especie, incluido su nombre científico, y si los datos se refieren a algas frescas o secas.

Estas medidas son cruciales para proteger la salud pública y garantizar la seguridad de los alimentos en toda la Unión Europea.

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