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28 de septiembre ALIMENTOS

Poner fin a la pérdida y el desperdicio de alimentos “Por las personas. Por el planeta”.

El Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos 2024 harán hincapié en la necesidad crítica de financiación para impulsar los esfuerzos encaminados a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, contribuir al logro de los objetivos climáticos y avanzar en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

El mundo produce suficientes alimentos para dar de comer a toda la población y, aun así, millones de personas padecen hambre y malnutrición. La pérdida y el desperdicio de alimentos agravan este problema al reducir la cantidad de alimentos disponibles para el consumo, contribuyendo así a la inseguridad alimentaria.

La pérdida y el desperdicio de alimentos se traducen en pérdidas económicas sustanciales. Esto no solo afecta a los productores, sino también a los consumidores y a las naciones, por no hablar de los medios de vida y la estabilidad económica. Además, los desechos de alimentos en los vertederos representan entre un 8 % y un 10 % del total de emisiones de los sistemas agroalimentarios, repercutiendo en el cambio climático y en la sostenibilidad ambiental.

¿Sabías qué? Mientras que 735 millones de personas sufren hambruna, el desperdicio y la pérdida alimentaria generan entre un 8 y un 10% de los gases de efecto invernadero convirtiéndose en un importante foco en la producción de metano.

Cada día, los hogares desperdician más de 1000 millones de comidas, el equivalente a 1,3 comidas diarias para cada persona hambrienta en el mundo.

A nivel global, aproximadamente el 13% de los alimentos producidos se pierden entre la cosecha y la venta minorista. A ello se suma el hecho de que en torno al 19% de la producción total de alimentos se desperdicia en los hogares, la restauración y el comercio al por menor.

Muchos de los alimentos más nutritivos, como los productos frescos, los productos de la pesca y los productos de origen animal son muy perecederos y sufren niveles elevados de pérdida.

¿Por qué es importante reducir la pérdida y desperdicio de alimentos?

  • Cuando se pierden o desperdician alimentos, todos los recursos que se utilizaron para su producción -como el agua, la tierra, la energía, la mano de obra y el capital- se desaprovechan.
  • Además, la eliminación de los alimentos perdidos o desperdiciados en vertederos genera emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que contribuye al cambio climático.
  • La pérdida y el desperdicio de alimentos también pueden tener repercusiones negativas en la seguridad alimentaria y la disponibilidad de alimentos, y contribuir a aumentar el costo de la alimentación.
  • Reduce el desperdicio de alimentos: compra solo los alimentos que necesitas, aprende a amar las frutas y verduras de aspecto feo, sírvete raciones realistas, ten en cuenta las fechas de caducidad, almacena los alimentos de manera inteligente, dona los excedentes y convierte los alimentos sobrantes en la comida del día siguiente. Cuando desperdiciamos comida, también desperdiciamos todos los recursos utilizados para cultivar, procesar, transportar y comercializar esos alimentos. La comida es mucho más que lo que hay en nuestros platos.

Es necesario adoptar medidas a escala mundial y local para aprovechar al máximo los alimentos que producimos. Para introducir este cambio transformador es fundamental incorporar tecnologías, soluciones innovadoras (en particular plataformas de comercio electrónico para la comercialización y sistemas de elaboración de alimentos replegables y móviles), nuevas formas de trabajar y buenas prácticas con miras a gestionar la calidad de los alimentos y reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos.

Datos y cifras mundiales

  • Mientras unos 733 millones de personas pasan hambre en todo el mundo (FAO et al., 2024), la pérdida y el desperdicio de alimentos generan entre un 8 % y un 10 % de GEI y constituyen un foco de emisión de metano (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático [IPCC], 2019).
  • Se calcula que una tonelada de gas metano equivale a entre 28 y 36 toneladas de dióxido de carbono si se considera su impacto a lo largo de 100 años (IPPC, 2021).
  • Se estima que un 13 % de los alimentos —el equivalente a 931 millones de toneladas o 120 kilogramos (kg) per cápita— se perdieron en 2021 en la cadena de suministro entre el momento posterior a su recolección y el de su llegada a las estanterías (FAO, 2023).
  • En 2022, se desperdiciaron unos 1 050 millones de toneladas de alimentos en los hogares, los servicios de comidas y el comercio minorista, el equivalente a 132 kg per cápita. (PNUMA, 2024).
  • Entre las estrategias para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos figuran los ajustes en la producción; las mejoras tecnológicas en la manipulación postcosecha, el tratamiento, el almacenamiento y la distribución; las intervenciones específicas; la difusión de información y los recordatorios de conducta para optimizar el consumo de alimentos, reducir el desperdicio alimentario y fomentar prácticas de economía circular (FAO, 2024).
  • Siguen sin aprovecharse las oportunidades de financiación para la pérdida y el desperdicio de alimentos y las dietas bajas en carbono, con solo 100 millones de USD invertidos anualmente en 2019-20. Esto representa una parte mínima de las necesidades anuales, estimadas en unos 48 000 a 50 000 millones de USD (Iniciativa de Política Climática, 2023).

Fuente: FAO